Trabajo de las Mujeres
El trabajo desempeñado por las mujeres ha tenido una importancia
vital desde la prehistoria, aunque su contribución a la economía ha
variado según la estructura, las necesidades, las costumbres y los valores
sociales. En la prehistoria, las mujeres y los hombres participaban a partes
iguales en la caza y en la búsqueda de alimentos. Cuando se desarrollaron
las comunidades agrícolas, y por lo tanto el surgimiento de los
asentamientos humanos, el trabajo de la mujer quedó relegado a las
tareas del hogar. Preparaban los alimentos, confeccionaban la ropa y
diversos utensilios, se ocupaban de la crianza de los niños, pero también
ayudaban a arar la tierra, recoger las cosechas y atender a los animales. A
medida que se fueron desarrollando los centros urbanos, las mujeres
vendían o intercambiaban bienes en los mercados.
Trabajo de los menores
La Declaración de los Derechos del Niño, declara que: "La
humanidad debe al niño lo mejor que puede darle...El niño gozará de una
protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado
todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física,
mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así
como en condiciones de libertad y dignidad...El niño debe ser protegido
contra toda forma de abandono, crueldad y explotación".
No todo el trabajo infantil, evidentemente, es tan repugnante como
las formas más peligrosas y explotadoras. Incluso los más fervientes
partidarios del no trabajo infantil reconocen que tareas apropiadas
pueden aportar a los niños habilidades y responsabilidades, mantener
unidas a las familias y contribuir a los ingresos familiares. Al evaluar el
alcance del trabajo infantil y dibujar soluciones, es crucial definir qué es el
trabajo infantil, y distinguir formas explotadoras de formas apropiadas.
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